La maternidad tardía: ¿es una buena opción?
Cada vez resulta más común que las mujeres decidan posponer la maternidad por diversos motivos, entre ellos el deseo de consolidar su carrera profesional, dificultades al momento de establecer una relación de pareja estable para la crianza de los hijos, o querer disfrutar de experiencias de vida que son incompatibles con ser madre.
La maternidad tardía se define como el embarazo que ocurre más allá de la frontera fisiológica considerada normal, que está fijada alrededor de los 35 años. Se trata de una elección personal que surge como respuesta a los cambios sociales, culturales y económicos del mundo actual.
A continuación, dedicamos algunas líneas a analizar todas las implicaciones relacionadas con un embarazo tardío, desde los potenciales riesgos de salud asociados hasta los beneficios de plantearse la maternidad después de los 35 años.
Maternidad diferida, una elección común de la mujer moderna
La fertilidad femenina comienza a disminuir progresivamente a partir de los 30 años, decreciendo a mayor velocidad después de los 35 y sufriendo una caída abrupta una vez superada la barrera de los 40 años. En promedio, a partir de los 35 años la mujer tiene una probabilidad de un 8% de quedar embarazada en sus días fértiles.
Por este motivo, desde el punto de vista biológico, la mejor edad para quedar embarazada sería entre los 25 y los 29 años. Esto, pues la fertilidad estará en sus picos más altos y la condición física de la mujer será la ideal para reducir la posibilidad de complicaciones durante el embarazo y la recuperación postparto.
Sin embargo, en la actualidad es cada vez más frecuente que la mujer decida ignorar su ‘reloj biológico’ con el fin de satisfacer necesidades de desarrollo personal o profesional en determinada etapa de su vida, pues entienden que la maternidad no es un rol obligatorio que todas las mujeres deban cumplir, sino una elección individual.
Este radical cambio en la percepción de la maternidad se debe principalmente a que la tecnología médica actual permite que los embarazos tardíos sean viables y bastante seguros. Métodos como la preservación de la fertilidad (congelar óvulos), la inseminación artificial y la fecundación in vitro, hacen posible la maternidad después de los 35 años.
Por supuesto, la maternidad tardía requiere que se tomen en consideración diversos aspectos médicos, psicológicos y sociales. En particular, es indispensable hacer un completo análisis de riesgos-beneficios para evaluar la conveniencia de la gestación y su impacto sobre la salud de la madre y el feto, así como su influencia en la dinámica familiar.
Al comprender los desafíos y beneficios asociados con la maternidad después de los 35, es posible tomar decisiones informadas que vayan alineadas con los objetivos de vida de la mujer y garanticen su bienestar.
¿Qué problemas pueden surgir durante un embarazo tardío?
Después de los 35 años, las mujeres son propensas a manifestar problemas para concebir de forma natural. Estos suelen incluir abortos durante el primer trimestre, partos prematuros, malformaciones y anomalías cromosómicas en el niño. También se eleva el riesgo de que la madre desarrolle hipertensión y diabetes gestacional.
Ciertamente, el mismo conjunto de patologías puede darse en embarazos a cualquier edad, pero la realidad es que existe una marcada tendencia hacia el incremento conforme aumenta la edad de la embarazada.
A nivel psicológico, la maternidad tardía puede afectar la salud mental de la paciente, especialmente cuando surgen complicaciones como la infertilidad asociada a la edad, un proceso biológico sobre el cual la medicina moderna tiene poco control, excepto la preservación de óvulos.
De igual forma, puede existir cierto temor al estigma social por convertirse en una madre demasiado mayor. Es cierto que este tema está cada vez más normalizado en la sociedad, pero no deja de ser una preocupación genuina manifestada por muchas mujeres que desean ser madres a final de sus treintas.
Es probable que las mujeres que han retrasado la maternidad manifiesten miedos relacionados con la crianza de los hijos, reflexionando sobre temas como:
- La forma en que vivirán la crianza del hijo, considerando que su niñez coincidirá con una edad donde la madre ya no se encuentra en su plenitud de vitalidad y energía.
- Analizarán la manera en que deben adaptarse y asumir la enorme distancia generacional que existirá respecto al hijo y los retos que esto puede representar.
- También existe preocupación sobre cómo afrontar la adolescencia de su hijo, pues esto ocurrirá cuando la madre se encuentre atravesando el periodo de declive físico y mental propio del envejecimiento.
Puede ser una excelente idea acudir a un especialista de la salud mental que pueda proveer consejos acertados y herramientas útiles para atravesar todo este proceso de la mejor manera posible, muy especialmente enfrentar el tema del estigma social y las preguntas incómodas que surgen respecto a la maternidad tardía.
Beneficios de la maternidad tardía
Aunque la maternidad tardía supone riesgos importantes y varios desafíos, también puede ofrecer algunos beneficios significativos, entre los cuales podemos mencionar:
Poseen estabilidad financiera
Por lo general, la maternidad tardía suele asociarse a una mayor estabilidad financiera. Por lo general, quienes deciden tener hijos después de los 35 años han tenido tiempo para desarrollarse profesionalmente y consolidar un nivel de ingresos más alto.
Todo esto se traduce en una mayor capacidad para proporcionar recursos esenciales a sus hijos, incluyendo educación de calidad, atención médica y un entorno que satisfaga todas sus necesidades básicas. Entonces, las mujeres que optan por la maternidad tardía pueden olvidar el estrés relacionado con el dinero.
Gracias a esto, los padres tienen la oportunidad de centrarse en el proceso de crianza y garantizar el bienestar de sus hijos.
Mejor preparación emocional
La madurez emocional es un componente esencial en la crianza de los hijos. Con frecuencia, aquellas mujeres que han optado por la maternidad tardía han enfrentado diversos desafíos personales y se han tomado el tiempo para explorar sus propias emociones, desarrollando una mayor comprensión sobre sí mismas.
Gracias a este nivel de madurez emocional, suelen tener la capacidad de manejar mejor el estrés, disponer de herramientas para la resolución de conflictos y proporcionar un entorno emocionalmente estable, lo cual puede significar en una crianza más reflexiva y empática.
La experiencia de vida también significa que la madre puede tener ideas claras sobre cómo responder dudas y resolver las inseguridades de los hijos, lo cual es una deficiencia común en la maternidad a temprana edad.
Carrera profesional consolidada
Además de estabilidad financiera, es probable que las mujeres que prefieren la maternidad tardía hayan podido consolidar sus carreras profesionales. Esta posición representaría mayor autonomía y, posiblemente, poder disfrutar de cierta flexibilidad laboral que permita a los padres alcanzar el equilibrio entre el trabajo y la crianza.
La seguridad económica y la flexibilidad de horario en el entorno laboral pueden hacer más sencilla la maternidad.
Viven todo el proceso de gestación de una manera especial
Quienes han postergado tener un hijo, suelen planificar mucho más todos los detalles relacionados con formar una familia. Además, es usual que vivan el proceso de gestación de una manera única y especial, apareciendo cada etapa del embarazo sin que el trabajo y otras obligaciones le distraigan demasiado de sus deberes.
La experiencia que han acumulado a lo largo de los años representa una mayor paciencia y capacidad de adaptación, herramientas útiles para enfrentar el conjunto de desafíos inherentes a la gestación.
Los bebés de una madre madura son especialmente deseados
Todos los puntos mencionados anteriormente contribuyen a que el nuevo bebe sea recibido en un entorno cuidadosamente preparado para su llegada. Contrario a lo que ocurre con los embarazos en mujeres muy jóvenes, quienes deciden ser madres más tarde en la vida, han dedicado años a la planificación de la gestación.
Este nivel de expectativa y el deseo profundo de ejercer la maternidad pueden influir positivamente en la calidad de la relación madre-hijo desde el principio, logrando que el bebé se desarrolle en un ambiente emocionalmente saludable.
Entonces, ¿la maternidad tardía es una buena opción?
Cuando se debate sobre la conveniencia de la maternidad tardía no hay una respuesta única que pueda aplicarse a todas las situaciones.
En primer lugar, la elección de convertirse en madre pasados los 35 años supone considerar cuidadosamente una serie de factores, principalmente la condición de salud física y mental al momento del embarazo.
En última instancia, elegir ser madre cerca de los 40 debe ser una decisión personal, bien informada y guiada por especialistas en salud reproductiva. Cada mujer o pareja debería sopesar los beneficios y los desafíos que tendrán que enfrentar, reconociendo si la maternidad tardía es una opción posible y si tienen la capacidad de enfrentar los posibles obstáculos.
Ser mamá cerca de los 40: ¿Cómo debería prepararme?
En caso de haber tomado la decisión de convertirse en mamá después de los 35 años, e incluso después de los 40, hay una serie de recomendaciones importantes que deberían seguir las madres:
· Acudir a control médico frecuente
La futura madre debería acudir a control de salud general unos 3 meses antes de iniciar con el embarazo. De este modo puede asegurar que posee la condición física ideal para un embarazo con el menor riesgo posible.
· Seguir una dieta saludable y hacer ejercicio
Se deben evitar por completo las dietas restrictivas y en su lugar optar por un patrón alimentario saludable. Igualmente, conviene practicar ejercicio físico de intensidad moderada y bajo impacto, como nadar, hacer yoga o caminar, actividades ideales para mujeres embarazadas.
· Evitar por completo el consumo de alcohol
Si tu intención es quedar embarazada cerca de los 40, entonces debes evitar el tabaquismo y el consumo de alcohol. Esto, debido a que las mujeres fumadoras tienen mayor riesgo de sufrir un embarazo ectópico y abortos espontáneos.
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